Artículos

Demasiados medicamentos

Nuevos términos, como «polifarmacia» y “deprescribir”, responden a la preocupación sobre el alarmante aumento del consumo de fármacos, con receta y sin ella.

Por el Dr. Phil Maffetone

Traducción de Ester Galindo

 

La sociedad estadounidense es una de las más insanas y sobremedicadas del mundo.

Casi el 70 por ciento de los estadounidenses toma al menos un medicamento recetado por el médico y más de la mitad se toma, como mínimo, dos. El 20 por ciento de los pacientes en Estados Unidos cuenta con más de cinco recetas médicas. Asimismo, hay demasiados pacientes que toman 8, 10, 15, 20 o más medicamentos recetados (la primera vez que visité a Johnny Cash, estaba tomando 40 medicamentos con receta).

Sin duda alguna, el consumo de medicamentos es todo un tema en nuestra sociedad. Los mayores problemas, y los más graves, tienen que ver con los medicamentos (con receta y sin ella), pues su consumo supera con creces al del alcohol, la heroína, la cocaína y la marihuana combinados.

En una de las últimas ediciones del Journal of the American Medical Association (JAMA) sobre Medicina Interna (2015; 175 (5): 827-834) se afirma que «la comunidad médica considera cada vez más ‘inapropiado’ e ‘innecesario’ recetar muchos medicamentos».

Hay situaciones en las que es necesario emplear medicamentos específicos y legales, pero todo parece indicar que la cosa se nos ha ido de las manos. Es más, el problema real es el consumo simultáneo de múltiples medicamentos.

Este problema recibe el nombre de polifarmacia (término que según la RAE define la práctica de prescribir un gran número de medicamentos o abusar de estos). Y se aplica en los casos en que la persona toma más de 5 fármacos. El artículo de JAMA sostiene que, «una polifarmacia inadecuada, especialmente en las personas mayores, conlleva una carga considerable de efectos adversos de los fármacos, mala salud, discapacidad, hospitalización e incluso, la muerte.» El problema, por supuesto, no se limita a Estados Unidos, sino que se ha convertido ya en un auténtico dilema en todo el mundo.

El proceso de ir reduciendo los fármacos, o dejar de tomarlos, se denomina “deprescribir”, y el objetivo es reducir la polifarmacia y mejorar los resultados en el paciente. Los beneficios potenciales de deprescribir resultan evidentes. Pero ¿por qué hay tantos medicamentos recetados con tanta facilidad y sin un seguimiento adecuado?

En Estados Unidos, el número de pacientes que toman cinco o más medicamentos se ha más que duplicado —del 6 al 15 por ciento— entre 1995 y 2005. El 75 por ciento de las visitas al médico u hospital tienen que ver con tratamientos con fármacos. Entre los fármacos más vendidos hay antibióticos, antidepresivos, analgésicos y medicamentos que reducen el nivel de grasa en sangre.

Como ya he comentado, el problema es que cuantos más fármacos toma un paciente, mayor es el riesgo de que sufra interacciones farmacológicas y efectos secundarios, los cuales pueden resultar en un empeoramiento de la salud y la calidad de vida. Cuando se prescriben tantos fármacos, muchas veces es porque el paciente no está recibiendo la atención adecuada. Entre otras cosas, se le podría acompañar para que optara por unos mejores hábitos de vida y no tuviera que medicarse. No es que este problema sea más común entre los ancianos. Lo que ocurre es que estos pacientes son menos capaces de metabolizar y eliminar los fármacos del cuerpo de manera efectiva.

Las interacciones y los efectos secundarios más comunes de los fármacos son: debilidad, fatiga, falta de sueño, somnolencia diurna, caídas, estreñimiento, diarrea, desorientación, arritmias cardíacas y muchos otros, incluida la muerte. Además, pueden hacer que la persona se vuelva cada vez más dependiente en su vida cotidiana.

Incluso los suplementos dietéticos, en particular los suplementos vitamínicos sintéticos y en dosis elevadas, como la vitamina E, pueden causar graves interacciones con medicamentos.

El panorama de los fármacos de venta libre tampoco pinta bien. En Estados Unidos, el 35 por ciento de los adultos los utilizan con regularidad —y muchos más, de vez en cuando— y la tendencia es ascendente, pues cada día hay más medicamentos con receta que pasan a venderse sin prescripción médica. También ha aumentado notablemente el consumo de fármacos entre los niños.

Nos hallamos en medio de una epidemia, sin precedentes, de sobredosis de fármacos con receta y de venta libre. Y las tasas de mortalidad se han multiplicado por cinco desde 1980. En Estados Unidos, las muertes por sobremedicación ya superan las muertes en accidentes de tráfico. Las muertes por consumo de analgésicos opioides recetados constituyen aproximadamente el 30 por ciento de las sobredosis por fármacos, y en 2010 ya duplicaban las registradas en la década anterior. Actualmente, ya superan a las muertes por sobredosis causadas por drogas ilegales, como la heroína y la cocaína, juntas.

El artículo de JAMA propone a los profesionales de la salud el siguiente protocolo de cinco pasos para deprescribir —un protocolo del que deberían tomar nota las personas que estén tomando fármacos:

  • Saber qué medicamentos está tomando el paciente actualmente y por qué.
  • Tener en cuenta el riesgo de un posible daño general inducido por los fármacos en determinados pacientes, a la hora de establecer el grado de intensidad de la deprescripción.
  • Evaluar cada fármaco en cuanto a su potencial de beneficio actual o futuro en comparación con el potencial de carga o daño actual o futuro.
  • Priorizar la interrupción de aquellos medicamentos que presentan la menor relación beneficio-daño y la menor probabilidad de reacciones adversas por abstinencia o síndromes de rebote de la enfermedad.
  • Implementar un régimen de suspensión y controlar a los pacientes muy de cerca.

Por supuesto, el primer paso es hablar con tu profesional de la salud; y, si tiene varios, uno de ellos deberá supervisar su medicación y su estado. Si este no estuviera dispuesto a abordar esta cuestión, o no está capacitado, eres libre de pedir una segunda opinión. Un buen profesional de la salud se tomará el tiempo necesario para escuchar y comprender tus preocupaciones. Si no tienes una buena relación con tu profesional de la salud, sigue buscando hasta dar con uno con el que te sientas a gusto. Porque un profesional de la salud debería ser capaz de asesorarte en cuanto a la ingesta de hidratos de carbono con el fin de reducir o eliminar tu necesidad de insulina o tu medicación para la hipertensión.

Las personas que realizan ejercicio físico, incluidos los atletas profesionales, también consumen fármacos de todo tipo. Las personas que utilizamos la fórmula 180 para establecer la frecuencia cardiaca óptima de nuestros entrenos, sabemos que quienes toman medicación deben restar 10 pulsaciones. Si eliminara medicamentos por medio de mejorar su salud, la persona podría añadir 10 latidos a su frecuencia cardíaca de entrenamiento.

No me opongo al uso de los fármacos, cuando estos son necesarios, pero sí me opongo a que se prescriban y recomienden de una manera tan ligera e indolente; en demasiadas ocasiones, incluso de forma temeraria. La mayoría de los medicamentos se utiliza para tratar condiciones que se pueden prevenir con solo realizar unos cambios, relativamente simples, en los hábitos de vida.

Tratar la verdadera causa del problema de salud de un paciente es la solución más práctica y ética que existe. Usar la medicación, cuando un enfoque más conservador puede ser mejor y más eficaz, es obviamente una mala práctica.

(Visited 523 times, 1 visits today)

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *