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¿Sufres o disfrutas?

El viernes pasado tuve una sesión de Skype con Phil Maffetone para hablar de los seminarios que estamos organizando para noviembre.
Hablar con Phil siempre constituye para mí un auténtico placer, pues tengo la sensación de estar hablando con un gran sabio, un auténtico maestro al más puro estilo de los grandes pensadores clásicos o sensei orientales.
Phil es, además, una persona con un tremendo y afinado sentido del humor. Y quienes me conocen saben que, a mí, la risa me apasiona. Si bien Phil tiene ya sus años, sigue siendo un espíritu joven. Su alegría de vivir, su entusiasmo, sus ganas de seguir aprendiendo y de contribuir a la salud de los demás son tan contagiosos como envidiables.
Durante nuestra conversación, tocamos el tema de las editoriales y estuvimos hablando de lo mal que está este sector. Como traductora profesional que soy, con 18 años de experiencia a mis espaldas, le confesé que llevo demasiado tiempo traduciendo sin disfrutarlo.

Y ahí es cuando Phil me habló de lo que hoy deseo compartir con todos vosotros.

Según él, estamos en este mundo para disfrutar de la vida. Punto pelota. Y cualquier cosa, situación o persona que nos aleje de ese disfrute y nos dirija hacia el dolor o el sufrimiento, es algo de lo que necesitamos desprendernos. Así que, para él, la cosa es muy simple: imagínate que dentro de ti hay una especie de medidor, cuyos valores extremos son “placer-diversión” y “dolor-sufrimiento”. ¿Sí? Bien. Pues ahora vive de tal modo que el indicador se mantenga lo máximo posible dentro del rango del placer. Y si en algún momento sientes que la aguja se decanta hacia el extremo del dolor, párate y bucea en tu interior para dar con aquello que te está impidiendo vivir conectado a tu propia alegría vital.

A veces nos cuesta trabajo dar con el origen de nuestro sufrimiento. En tales casos, nos puede ayudar pensar en las distintas facetas, personas y situaciones que conforman nuestro día a día, mientras observamos nuestro cuerpo en silencio: él nos hablará en forma de señales físicas poco agradables.
Y a la inversa. Podemos centrarnos en reconocer todo aquello que ya está en nuestra vida y nos llena de gozo y bienestar con solo percibir cómo sube nuestra energía en cuanto pensamos en tal o cual situación, persona, lugar, actividad o proyecto.

Utilizar este medidor del placer-dolor para guiarnos en la vida me parece una idea maravillosa. Y por esta misma razón siempre he compartido lo que Phil sostiene sobre los entrenos: que el “no pain-no gain” no tiene ningún sentido. Salir a entrenar —como cualquier otra actividad de nuestra vida— debe reportarnos placer y diversión. Porque el dolor y el sufrimiento solo generan estrés. Y el estrés merma nuestra salud, tanto física como mental.

Así que la próxima vez que salgas a entrenar, conecta tu medidor de placer-dolor interno y escucha cómo responde tu cuerpo a esta pregunta:

¿Sufres o disfrutas?

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