Qué puedes obtener de Antum
Una estrategia y una caja de herramientas única y personal, que podrás emplear el resto de tu vida. Porque en Antum nos consideramos básicamente estrategas. Por este mismo motivo colaboramos estrechamente con magníficos profesionales y grandes técnicos del deporte, la nutrición, la psicología, la fisioterapia…
En Antum nos pirra observar las cosas con perspectiva, en su totalidad, y dejar los detalles a esa parte de ti que, en realidad, ya sabe lo que necesita. Es por ello que lo primero que vamos a hacer es preguntarte qué técnicas has aplicado hasta la fecha para sentirte mejor en tu piel y rendir más y mejor en tus actividades diarias y deportivas. A partir de ahí, podremos diseñar conjuntamente la estrategia que mejor te funcione a ti, teniendo en cuenta todo lo anterior.
Nuestro propósito es que recuperes tu instinto, tu intuición, y te adueñes de tu energía vital. ¿Cómo? Aprendiendo a reconocer aquellos síntomas que indican que tu organismo está utilizando el combustible más adecuado y beneficiando, por tanto, tu sistema nervioso central.
Sí, sí: combustible. O dicho de otro modo, alimentos.
Porque de lo que estamos hablando aquí es de energía, ¿sí? De vitalidad. Y en realidad tú ya tienes un cuerpo que funciona a las mil maravillas. El tema está en que, si ahora mismo notas que este no tira, no arranca a la primera, se para, se gripa o echa humo… seguramente ha llegado la hora de que te detengas un momento, levantes la tapa del capó y eches un ojo a lo que está ocurriendo ahí dentro.
¿Piensas que no vas a saber interpretar lo que puedas encontrarte ahí? Bien, pues aquí es donde Antum entra en escena. Para acompañarte en este alucinante proceso de autodescubrimiento y mejora.
Cómo vas a sentirte tras tu antumización
Una vez termines tu proceso de antumización, sentirás que tiene más energía, que tu concentración mental ha aumentado y que tu mente ha ganado en serenidad. Notarás que tu ánimo es más sólido, sin altibajos, y que tienes un mayor aplomo y más capacidad para lidiar con los estresores diarios, sin que estos generen en ti reacciones desproporcionadas.
Sentirás que tus digestiones son más tranquilas y verás desaparecer, o reducirse, muchos de los síntomas que venías sufriendo (acidez, reflujo, gases, eczemas, alergias, asma, bursitis, sinusitis, rinitis, rigidez muscular, lesiones recurrentes, tendinitis, dolor de cabeza, síndrome premenstrual, ansiedad, sofocos, desánimo, dispersión mental, apatía, etc.).
La explicación de todo esto es muy simple: aprenderás a comer comida de verdad, abandonarás aquellos hábitos alimentarios y de vida que no hacían más que inflamar e intoxicar tu organismo, recuperarás las ganas de moverte o volverás a rendir más en tu deporte gracias a la mejora de tu sistema aeróbico. En definitiva, sanarás tu sistema digestivo y, por consiguiente, todo tu organismo —mente incluida—, gracias a recuperar tu flexibilidad metabólica y empezar a quemar grasa (además de glucosa) para generar tu energía.
En definitiva: estarás dando a tu organismo el combustible más adecuado en cada momento y estarás asumiendo la plena responsabilidad de tu salud física, mental y emocional.